viernes, 30 de agosto de 2013

Delirantemente

Delirio:

  1. m. Perturbación y excitación mental causada por una enfermedad o una fuerte pasión.
  2. Estado de excitación que no obedece a razón ni a la propia voluntad.
  3. Despropósito, disparate.

Camino en círculos. La línea que creía recta se ha convertido en una espiral. Estoy tirada en la cama. Ya no escucho ninguna voz incitándome a salir de mi fuerte.
Estoy perturbada lo sé. Estoy enferma. Ando aturdida. Mi cabeza nunca me ha hecho caso, o quizás sí. Ya no lo recuerdo. 
Intento evadirme escupiendo mis demonios en cualquier papel. Pero ya no es suficiente. Estoy al límite. Lo sé. Esta vez es la definitiva. Mi mente no me da más chances. "Es ahora o nunca", me repite.
Ni siquiera soy capaz de escribir un párrafo entero. Sólo frases. Que quizás en este momento, enlazándolas, tengan algún tipo de sentido. 
He sentido fuertes pasiones. Presiones en el pecho. Mi cuerpo no tiene voluntad propia, él se rige por lo que pase por mi mente. Mi mente ha perdido el raciocinio y yo, me sigo dejando llevar. 
Ya no nado en contra de las olas. Mi barco se hundió hace algún tiempo, no recuerdo exactamente cuándo. No recuerdo nada, miro hacia atrás y la sal de este océano de dudas penetra en mis ojos y sólo puedo mirar hacia adelante. Ni siquiera nado, no tengo miedo a ahogarme. Mi interior piensa que saldré a flote o encontraré alguna madera a la que agarrarme en la última de mis bocanadas de oxígeno. 
Mi mente, completa de disparates. 
Mi mente, demente. 
Mi mente, delirante.
Este es el límite, lo sé.
Ya no soy una cuerda alocada. Soy una enloquecida haciendo puenting desde un rascacielos y he decidido soltar la cuerda.
Caída libre directa al vacío. 
Al fin y al cabo, siempre fui adicta a la adrenalina. 

No hay comentarios: