lunes, 29 de septiembre de 2014

Otoño

Esta ansiedad me consume. No sé si es lo de dejar de fumar, la fiebre de mi gripe otoñal o la adición de mis dedos a rozar tus labios. 
Pero ansío. Ansío la vida. 
Respiro como a bocanadas. No sé si es por el colapso que oprime mis fosas nasales, por las taquicardias dueñas de una siguiente hemorragia de nostalgia o porque me va a estallar el pecho por la necesidad de besarte. 
Me oprime tu alma, ahora ausente. Aplasta a la mía y la reduce a barro. 
Extraño tus manos acariciando cada milímetro de mi ser. Refugiados en la cama bajo un manto de hojas secas. Inundando las noches de vendaval con vino italiano. Bañados por un sol paradisiaco. Regidos por palmeras que marcaban nuestros pasos. Bailando sumergidos en el océano atlántico. Bendecidos con cada puesta de sol, con cada rayo. De la mano, lo más parecido a un aliado. 
Sí, creo que eres tú. 
Sí, creo que te extraño.

No hay comentarios: