sábado, 1 de febrero de 2014

Juventud.

Como cada tarde tirada al sol, fumando nubes; bebiendo cielos, cantando a los vientos y bailándole a la ciudad contemplada desde ahí arriba.
El tic tac del reloj enmudecía. 
Sordos los llantos, mudos los latidos. 
El mundo se paraba y nosotros nos dedicábamos a soñar despiertos. 
Contemplábamos los edificios fúnebres, presos del calor de un agosto interminable. 
Y continuábamos creando inspirados por cualquier medicina ilegal que nos derivaba a esta locura transitoria apodada arte.


Fotografía : Alberto Mendoza Sanz.
https://www.facebook.com/AlbertoMS07

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